domingo, 28 de septiembre de 2008

ACREDITACIÓN

María José Lemaitre, Secretaria Técnica de la Comisión Nacional de Acreditación
A la hora de elegir una institución, no hay que confundir los conceptos de autonomía y acreditación. Las diferencias son importantes. Incluso los organismos encargados de entregar esas calificaciones son distintos.

Con la aparición de los primeros establecimientos de educación superior privada en la década de los 80, surgió el concepto de autonomía. La idea era que estos planteles pudieran demostrar que efectivamente eran capaces de autogobernarse y seguir su camino de manera independiente.

Inicialmente, este proceso se hacía a través de la examinación, donde las nuevas casas de estudio eran supervisadas, sobre todo en el plano académico, por universidades estatales que actuaban como garantes de calidad. Más adelante, en 1990, la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza estableció un nuevo sistema de regulación, que se denominó acreditación. A través de él se buscaba hacer un análisis más exhaustivo de las nacientes casas de estudios, tomando en cuenta su gestión institucional, además del nivel de sus programas de estudio.

La acreditación, entendida de esa forma, quedó en manos del Consejo Superior de Educación (CSE), el que hasta estos días tiene entre sus tareas fundamentales aprobar la posibilidad de que una nueva institución se cree, fijar un marco para el desarrollo de sus primeros años, supervisar su funcionamiento durante un tiempo y luego, si los objetivos se cumplen, certificar su autonomía. Según su secretario ejecutivo, José Miguel Salazar, la gran mayoría de las instituciones de educación superior que está operando en el país ya logró la autonomía y ha seguido de manera independiente con su proyecto institucional.

Tomando en cuenta esa situación, en 1999 se creó la Comisión Nacional de Acreditación de Pregrado (CNAP), que se ha propuesto ser el paso siguiente al que pueden aspirar las instituciones autónomas (públicas o privadas) para garantizar la calidad de sus servicios.

Garantía Pública


En ese sentido, la secretaria técnica de este organismo, María José Lemaitre, explica que el proceso de acreditación que están llevando a cabo pretende dar garantía pública de calidad respecto de carreras o instituciones que han decidido participar voluntariamente en este sistema. Con ese fin, esta comisión ha supervisado cerca de 300 carreras y alrededor de 60 instituciones en sus siete años de vida.

Además de ser un proceso voluntario donde llegan instituciones con un mayor grado de madurez, la acreditación de la CNAP también se diferencia de la que realiza el CSE por la utilización de metodologías y evaluadores distintos.

Maria José Lemaitre explica que, por ejemplo, cuando el CSE analiza un establecimiento se fija, sobre todo, en la coherencia del proyecto, estudia los recursos, revisa sus planes de estudio, su infraestructura y también cómo se ajustan y desarrollan las carreras en su interior para apoyarla en sus primeros pasos. En la CNAP, mientras tanto, cuando evaluamos una institución nos fijamos en la claridad de sus propósitos, si tiene una polltica y mecanismos que le permitan avanzar sistemáticamente hasta el logro de sus objetivos, si estas políticas y mecanismos se aplican de manera consistente y homogénea en las distintas sedes, unidades o modalidades de trabajo, si puede demostrar resultados consistentes con sus objetivos y si están capacitados para hacer los ajustes necesarios, aclara.

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